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martes, 12 de enero de 2010

El virus AH1N1 resultó mucho menos letal de lo que se temió

Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en junio de 2009 que la gripe porcina era una pandemia, los científicos advirtieron que podría ser la peor amenaza de salud pública de los últimos cuarenta años.

La enfermedad, sin embargo, no parece haber sido tan severa como se pronosticó. Los estudios más recientes sugieren que en el hemisferio norte, donde según la OMS la infección ha alcanzado ya su punto álgido, han ocurrido 26 muertes por cada 100 mil casos de la enfermedad.
Esto refleja, dicen los expertos, que el virus H1N1 es mucho menos letal de lo que inicialmente se temió. La infección del virus H1N1 comenzó en México en abril y frente al patógeno desconocido las autoridades sanitarias de todo el mundo llevaron a cabo esfuerzos frenéticos para detener su propagación.

El virus se extendió, primero a Estados Unidos y Canadá y después a Europa, y en ambas regiones se establecieron estrategias de salud que nunca antes se habían implementado. Se aisló a los pacientes contagiados, se lanzaron campañas sanitarias multimillonarias, se aceleró la producción de antivirales y los medios de comunicación lanzaban boletines diarios con las cifras de muertes y contagios.

Los expertos temieron entonces que las personas más vulnerables, como ancianos, niños, o aquéllos con sistemas inmunes comprometidos, podrían sucumbir ante la nueva enfermedad. Se cerraron escuelas, se pidió a las personas con síntomas de gripe que se mantuvieran en sus casas, y todos nos preguntábamos cuándo caeríamos enfermos.
Mientras se esperaba “lo peor” en el hemisferio norte, los países del hemisferio sur seguían de cerca la actividad del virus mientras establecían sus propias estrategias para enfrentar sus propia temporada de influenza.

Y aunque la propagación de la enfermedad llegó a extenderse ampliamente en esta región, nunca logró una transmisión comunitaria sostenida. En agosto de 2009 el principal asesor médico del gobierno del Reino Unido, Liam Donaldson, declaró a la BBC que “estos virus tienen un elemento desconocido y son muy impredecibles. Tienden a alejarse y regresar”.

“Si observamos la situación en el hemisferio sur, vemos que en México el virus ya llegó a su punto álgido, pero en Sudamérica, como Argentina, se han duplicado las muertes en las últimas dos semanas”.

“Esto refleja que no podemos ser complacientes con este patógeno, necesitamos seguir planeando estrategias y estar preparados para lo que pueda ocurrir en el otoño”, declaró el funcionario. Pero el otoño llegó al hemisferio norte y la pandemia pasó casi desapercibida. Estados Unidos, Canadá y varios países europeos lanzaron extensas campañas de vacunación para proteger a sus poblaciones del contagio.

Y a pesar de que seguían ocurriendo casos de la enfermedad, en diciembre Liam Donaldson aceptó que el virus H1N1 era menos letal de lo que se temía. “Atacamos este virus de forma muy dura y quizás por esto hemos visto un número menor de muertes por influenza que en el pasado” declaró el funcionario.

En su último boletín del 30 de diciembre de 2009, la OMS informa que el número total de muertes por gripe porcina en todo el mundo es de 12 mil 220. Esta cifra, dicen los expertos, es mínima comparada con entre 250 mil y 500 mil personas que mueren anualmente a causa de la gripe estacional.

Y aunque la gripe porcina llegó para quedarse, es claro que no es una enfermedad tan grave como se temía. Tal como dijo a BBC Ciencia el doctor Amadeo Esposto, jefe de infectología del Hospital San Martín, en Argentina, “las precauciones que se tomaron parecerían, ahora, exageradas ante los resultados”.

“Y aunque al inicio fue muy difícil establecer un equilibrio, mi opinión es que ésta fue una epidemia sin la agresividad que se suponía. Fue una epidemia relativamente benigna ante las expectativas que se tenían”, señala el experto. Agrega que “aunque fue una enfermedad peculiar, porque afectó a grupos que no se consideraban vulnerables, como los jóvenes, su mortalidad estuvo claramente por debajo de las expectativas que se suponía”.

Y ¿qué podemos esperar en el 2010? ¿Volverá la gripe porcina? Según el doctor Esposto “los informes que tenemos es que esta cepa gripal ha desplazado casi en su totalidad a la cepa estacional que estaba circulando anteriormente”.

“Esto hace suponer que la nueva cepa va a tener preponderancia y seguramente empezará, como la otra, a modificar sus estructuras antigénicas anualmente y lo que habrá que hacer es acomodar la nueva vacuna a esos cambios”, expresa el experto.

Gripe, enfermedad milenaria

El mundo está en alerta por el brote de gripe porcina que afecta a diversos países. Los expertos afirman que el virus que ha causado la epidemia que se originó en México puede seguir mutando y convertirse en una pandemia.

No debemos olvidar, sin embargo, que cada año millones de personas en el mundo se contagian de gripe. No de una gripe porcina sino de la gripe común que circula en invierno en las comunidades. Esta enfermedad -que se propaga en las llamadas epidemias estacionales- es a menudo un grave problema de salud ya que puede llegar a matar a entre 250.000 y 500.000 personas cada año en el mundo.

“Que muera gente en un episodio de gripe, sea porcina, aviar o estacional no debe ser de extrañar”, le dijo a BBC Ciencia el doctor Amadeo Esposto, Jefe de Infectología del Hospital San Martín de Argentina. “Porque todas las gripes producen mortalidad en los grupos susceptibles. Lo que preocupa ahora es que la enfermedad nos encuentra a todos sin experiencia previa con este virus, por lo tanto todos somos susceptibles de poder padecer la enfermedad”.
“Pero también puede ser que esta epidemia se manifieste como otras tantas epidemias gripales, con una mortalidad esperable”, señala el experto.

Hasta ahora, más de 2.000 años después de que fueran identificados los síntomas de la enfermedad, la ciencia no ha logrado encontrar la forma de “domar” al virus que la causa. Existen muchos tipos de virus de influenza y éstos mutan constantemente con el paso del tiempo causando pequeños cambios en las proteínas de su superficie, llamadas antígenos.

Si el sistema inmune se enfrenta a una cepa particular del virus a la que se ha enfrentado en el pasado, es probable que tenga alguna inmunidad. Pero si los antígenos del virus son nuevos para el sistema inmune, éste se verá debilitado y tendrá pocas defensas contra el nuevo invasor.
“Sabemos que es un virus que todos los años cambia y por lo tanto la vacuna de un año no sirve para el otro”, le dijo a BBC Ciencia el doctor Amadeo Esposto. “Son virus que van pasando por seres intermedios, como cerdos, aves y humanos, y en ese pasaje hay una mezcla de elementos que hace que aparezca siempre una variante nueva”, agrega.

“Son patógenos con una ubicuidad extraordinaria y toda la ciencia está volcada justamente a tratar de encontrar una respuesta”. En efecto, los virus de influenza son muy hábiles y por eso la humanidad no ha logrado domarlos.

Aunque no se sabe con certeza cómo se originó el nuevo virus en México, se piensa que pudo haber sido en los cerdos, un excelente “crisol” para mezclar y combinar su material genético. Cuando surge una nueva cepa de virus y ésta adquiere la capacidad de propagarse de una persona a otra las autoridades de salud deben monitorearla muy de cerca porque tienen el potencial de desatar una pandemia.

Pero como los humanos a menudo nos vemos expuestos a variedades de la cepa H1N1 durante las gripes estacionales, hay esperanzas de que nuestro sistema inmune haya adquirido cierto tipo de inmunidad.

Los expertos afirman, sin embargo, que el hecho de que las víctimas de la epidemia actual sean adultos jóvenes -y no los grupos normales de riesgo- revela que hay algo “fuera de lo normal”. “Esto es preocupante. Pero yo me pregunto si este grupo de jóvenes era gente que nunca se había vacunado para la gripe común y quizás los grupos de riesgo que no han muerto es porque la vacuna común les brindó una ligera protección sobre la gripe porcina”, dice el doctor Esposto.
“La información que tenemos es que no es así, que la vacuna común no protege. Pero entonces, ¿cómo explicar que muera gente que no debiera haber muerto?” La principal arma de estos virus de influenza es la facilidad con que logran propagarse. Tanto en los puercos como en el ser humano, la influenza se replica en el tracto respiratorio y se transmite por medio de secreciones respiratorias.

La gente puede contagiarse tanto por la suspensión de partículas en el aire (por estornudos o tos), como por superficies contaminadas. Y tal como señalan los expertos, ahora que la nueva variante del virus H1N1 se está propagado en la población humana, el virus puede continuar evolucionando en formas que cada vez podrán transmitirse más fácilmente entre personas y en formas que pueden ser cada vez más peligrosas.

“Siempre se ha especulado con que en cada cambio o mutación el virus de influenza aumenta su patogenicidad o agresividad, y puede ser que ocurra o no”, dice el doctor Amadeo Esposto. “Pero creo que, como ha hecho siempre la humanidad, lentamente vamos a encontrar la forma de poderlo neutralizar”.

Quizás, dice el experto, la ciencia nunca logrará combatirlo o destruirlo pero seguirá buscando formas de enfrentarlo. “Esto es una lucha de supervivencia de especies”, afirma Amadeo Esposto. “El virus necesita células humanas para reproducirse y por lo tanto seguirá buscando todas las maneras de poder subsistir”. “Y nosotros seguiremos tratando de defendernos, ya sea con anticuerpos propios o a través de remedios o vacunas”. “Creo que ésta va a ser una lucha eterna”, expresa el experto.

fuente: lajornadamorelos.com

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