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lunes, 28 de diciembre de 2009

La gripe A y otras plagas argentinas

Enfermedades letales, desastres naturales, invasión de insectos. Bien podría tratarse de un relato bíblico sobre las plagas que azotaron a Egipto para doblegar a un faraón, pero en realidad son algunos de los avatares que atravesaron los argentinos durante este 2009 que termina.
Así, la gripe A, el dengue, las sequías e incendios forestales en Córdoba, las inundaciones en el Litoral y un tornado en Misiones, son sólo algunos de los ejemplos. Sin duda, la primera pandemia del siglo XXI, la de la gripe A (H1N1), sacudió de manera inesperada en todo el mundo y la Argentina no fue la excepción.

La influenza H1N1 fue detectada en marzo de 2009 en México y Estados Unidos y rápidamente se expandió por todo el planeta, dejando hasta ahora unos 10 mil muertos (más de 6.000 sólo en el continente americano).


En ese contexto, la Argentina fue uno de los países que más sufrió la acción de esta temible enfermedad, inicialmente mal llamada «gripe porcina», dejando como saldo oficial al menos 613 muertos y miles de personas afectadas.


Esta pandemia desnudó las falencias del sistema sanitario, cuyos hospitales colapsaron ante la gran cantidad de personas con algunos síntomas que se agolparon e intentaron atenderse y conseguir «Tamiflú», medicamento indicado para realizar el tratamiento.


Tan grande fue el desborde de los centros sanitarios, que a los pocos meses ya era imposible conocer con exactitud el número de personas afectadas y se comenzó a hablar de «casos sospechosos», ya que no había forma de realizar los exámenes de laboratorio correspondientes.
La gripe A, sumada al dengue, fue una de las causas –más allá del trasfondo político– de la salida de Graciela Ocaña del Ministerio de Salud y su reemplazo por Juan Manzur, quien decretó la emergencia sanitaria. La amenaza de esta pandemia cambió los hábitos de vida de los argentinos, que adoptaron al alcohol en gel como herramienta de higiene personal, ya casi no realizaron salidas a lugares cerrados y cubrieron sus rostros con barbijos, creyendo que era efectivo para evitar el contagio.


La influenza H1N1 también fue motivo de suspensión de clases, en un sistema educativo que -por esto y por los permanentes conflictos docentes en todo el país- no pudo completar los 180 días previstos por ley en el calendario escolar. Pero antes de la gripe A, fue el dengue la enfermedad que causó preocupación entre los argentinos.


Durante los primeros meses del 2009, el intenso calor, sumado a la humedad, provocaron la proliferación del mosquito Aedes aegipty. Se conformó así un cóctel explosivo que permitió el avance del dengue, que alcanzó el grado de epidemia en algunas provincias a pesar de los esfuerzos oficiales por evitar declarar la emergencia sanitaria.


Sin dudas, Chaco fue la principal víctima de este mal transmitido por los mosquitos, ya que hasta marzo, sólo en Charata, sobre una población de 30 mil habitantes, 6 mil estuvieron bajo observación por probables casos de dengue. Pero ésta no fue la única provincia afectada: Tucumán, Formosa, Jujuy, Salta, Mendoza, Catamarca, Misiones, Córdoba, Santiago, Buenos Aires, La Rioja y Santa Fe también tuvieron casos confirmados, muchos «importados» y otros por contagio autóctono.


Y el cierre del año (y el comienzo del 2010) prometía ser «agitado» en cuanto a la cuestión dengue, como consecuencia de la invasión de mosquitos que se registró y a pesar de los esfuerzos de las autoridades sanitarias por erradicar el Aedes aegipty.

OTRAS PLAGAS . Pero las enfermedades no fueron las únicas «plagas» del 2009:también fue un año con fenómenos naturales agresivos, que dejaron su huella por donde pasaron.
Si bien este no fue el año del granizo, ni de las cenizas volcánicas ni del humo, se registraron sequías, inundaciones y hasta un tornado, causando pérdida de vidas e innumerables perjuicios materiales en las zonas afectadas. Sin duda el paso de un tornado por el distrito misionero de San Pedro fue uno de los desastres que más conmovieron a la opinión pública.


El fatídico tornado ocurrido entre la noche del 7 y la madrugada del 8 de septiembre y dejó como saldo 11 muertos, más de 60 heridos y unas 100 familias sin vivienda, especialmente en los parajes de Santa Rosa y Tobuna, azotados por vientos de 200 kilómetros por hora.


Otro hecho que causó alarma en el litoral argentino fueron las inundaciones que afectaron a Entre Ríos, que dejaron un saldo de al menos 5 muertos y más de 15 mil personas afectadas.
Las malas condiciones meteorológicas y la crecida de los ríos fueron los que provocaron la dramática situación en las ciudades de Concordia, Concepción del Uruguay y Colón. Como contrapartida, Córdoba sufrió en noviembre una sequía histórica que obliggó a que en muchas ciudades se limitara la utilización del agua potable, con cortes programados del suministro.
Así, Río Ceballos, Unquillo, Villa Carlos Paz, Saldán, Villa Allende y Mendiolaza, entre otras, sufrieron las penurias de estar sin agua potable. Como consecuencia de la falta de lluvias y la sequía, en esa provincia mediterránea también se registraron varios focos de incendios forestales en la zona serrana, en especial en La Calera y el dique San Roque, que fueron muy difíciles de combatir por las condiciones adversas que se vivieron.

fuente: eldiariodeparana.com.ar

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