
Los datos que facilita semana a semana el Ministerio de Sanidad no dejan lugar a dudas, pues como se observa en el gráfico adjunto la cifra de afectados por el H1N1 no ha hecho si no descender desde el 22 de noviembre.
Es más, en el último registro del que se tiene noticia, correspondiente al periodo entre el 29 de noviembre y el 5 de diciembre, se contaron 151 enfermos nuevos por cada cien mil personas. Esta marca es muy inferior a la que se daba sólo una semana antes, y que quedó fijada en 243 pacientes diagnosticados por cien mil habitantes. Hay que subrayar que los 151 casos citados en el primer cuarto de diciembre suman la cantidad más baja desde comienzos de octubre, cuando no había comenzado el periodo climatológico de temperaturas frías y, por tanto, el riesgo de contagio era realmente bajo.
El cómputo general de los infectados en la provincia por la gripe A desde que acabó el verano también obra en contra de las predicciones de los epidemiólogos. Y ello porque en el último mes han contraído la gripe A en Córdoba en torno a 9.000 individuos, mil menos que los que lo hicieron en los dos meses precedentes. En total, hay unos 19.000 cordobeses que han sufrido este mal, pero Sanidad estimó que en estas fechas habría 25.000.
Con estos números en la mano es lógico que cunda la sensación ciudadana de que la alarma que causó la gripe A estaba poco sustentada en certezas científicas. Además, los centros sanitarios de la provincia, tanto los hospitales como los recintos de Atención Primaria, no han conocido esta temporada un aumento significativo de consultas a cuenta del H1N1.
Aún así, en Córdoba ha habido momentos de tensión a causa de la enfermedad, que se hizo fuerte este agosto en la Prisión Provincial. Ése fue el primer aldabonazo para la opinión pública, que comenzó a tomar conciencia del virus cuando, en octubre, falleció en el Reina Sofía un joven de 33 años aquejado de obesidad mórbida que contrajo la gripe A.
fuente: abc.es
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