En la Argentina no se detectaron riesgos en el uso del oseltamivir

Especialistas defendieron el uso del oseltamivir

"Los efectos colaterales derivados del oseltamivir (Tamiflu) administrado en niños no han demostrado una severidad clínica como para que el medicamento deba ser suspendido o restringirse. Sólo se observaron trastornos gastrointestinales leves, como náuseas, vómitos, diarrea, y dolores abdominales que no justifican la no utilización de esa droga contra la gripe A en niños."

Así de taxativas son las conclusiones a las que arribó un flamante estudio del Hospital de Niños sobre el uso del oseltamivir en 180 pacientes menores de 15 años y en 217 familiares directos. Los resultados serán presentados en octubre próximo en un congreso internacional sobre infectología pediátrica en Filadelfia, Estados Unidos.

Pero ésa es también la opinión coincidente de los especialistas consultados por LA NACION sobre los riesgos y beneficios del oseltamivir para tratar el virus H1N1 en chicos.

Incluso, un mes atrás, la Sociedad Argentina de Pediatría recomendó su uso pediátrico en sintonía con la revisión positiva de esa droga que hicieron la Anmat y la Drug and Food Administration de Estados Unidos ante la epidemia. Hubo acuerdo en los tres organismos de recetar el antiviral hasta en menores de un año.

Eduardo López, jefe de infectología pediátrica del Hospital de Niños, es el autor del estudio antes mencionado. Allí concluye que el oseltamivir acorta de manera efectiva la duración de los cuadros febriles, del cansancio o postración y del catarro derivados de la influenza. En el caso de la fiebre, el efecto del oseltamivir hace que se la padezca menos de dos días, contra los casi cuatro días que puede durar ese estado sin medicación, señaló.

Según el estudio, sólo el 13 por ciento de los niños tratados con la droga y el 5% de sus convivientes presentaron efectos secundarios moderados vinculados a molestias gastrointestinales, además de cefaleas y eczemas. Pero en ninguno de los casos esos efectos llegaron a la deshidratación u obligaron a contrarrestarlos con otras medicaciones. Tampoco se registraron cuadros de confusión, insomnio, pesadillas ni alteraciones psíquicas en los infantes.

López exaltó las ventajas en la profilaxis con oseltamivir y juzgó "cifras muy aceptables" sus efectos adversos. Además, indicó que la droga hoy se administra en recién nacidos, a los que se hospitaliza para seguir de cerca su evolución.

En similar sentido se pronunció Enrique Casanueva, infectólogo pediátrico del Hospital Universitario Austral. "Leí el estudio [de la Universidad de Oxford]. Pero me parece apresurado no indicar el antiviral en niños con influenza H1N1, especialmente si se encuentran dentro de los grupos de riesgo", comentó.

El especialista contrapuso el estudio británico contra otro publicado el 5 del actual en el Journal Watch Pediatrics en el que se afirma que los niños tratados con oseltamivir tuvieron menos chances de ser hospitalizados por complicaciones respiratorias o por neumonías que aquellos que no recibieron la droga.

"Acá fue usado en mayor número de chicos que en el estudio británico y no tuvimos efectos colaterales graves", opinó Jorge San Juan, infectólogo y jefe de terapia intensiva del hospital Muñiz. Alejandro Videla, neumonólogo del Hospital Austral, dijo que si bien los efectos adversos señalados se observaron de forma leve en algunos niños, no se han evaluado como complicaciones severas, como describe el trabajo inglés. Videla observó algunos casos de confusión y delirio suscitados en pacientes adultos en terapia intensiva, pero no le constan, dijo, los efectos psiquiátricos como pesadilla o insomnio en niños.

Sobrevivientes de gripe aviar, en riesgo

WASHINGTON (Reuters). Los sobrevivientes de la gripe aviar y quizá de otros tipos de virus de la influenza no estarían a salvo una vez que la fiebre y la tos se hayan ido. Estudios en animales sugieren que el virus dañaría el cerebro y causaría enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. Pruebas en ratones mostraron que el virus H5N1 de la gripe aviar puede ingresar en el cerebro y causar una clase de daño que se asemeja al que presentan las personas con Alzheimer y Parkinson, escribieron los investigadores en Proceedings of the National Academy of Sciences.

fuente: lanacion.com